viernes, 12 de enero de 2024

De vivir en el barrio Santa Catalina sin agua ni luz, a trabajar en una multinacional en Alemania para el mundo

El uruguayo Andrés Vega vio una vacante de empleo en la multinacional alemana Bizerba en 2023 y no dudó en presentarse. Envío su currículum y luego de tres entrevistas en inglés y alemán, en abril lo contrataron como responsable de desarrollo de proyectos y soporte global para cuentas claves de la compañía.
Hoy, desde el pequeño pueblo de Balingen, cerca de Stuttgar (Alemania), trabaja para la empresa líder a nivel mundial en fabricación de equipos de pesaje, maquinaria de retail e industrial y software para comercios. Tiene la responsabilidad de dar soporte a proyectos de grandes clientes mundiales, como, por ejemplo, la innovadora tecnología de inteligencia artificial y visión artificial aplicada en las balanzas, que detecta automáticamente un producto a la hora de pesarlo. Había trabajado en empresas con clientes grandes a nivel internacional y en alguna ocasión viajó a China o Guinea Ecuatorial por cuestiones de trabajo. 

Y, según comentó, en Bizerba buscaba a alguien con su perfil. «Hoy, mi trabajo es, si un cliente a lo largo de toda Europa tiene un problema con uno de nuestros equipos en algún país y nuestros ingenieros en ese lugar no lo pueden solucionar, se contactan conmigo para encontrar la solución. También si el cliente quiere implementar nuevas tecnologías o tiene la necesidad de desarrollar alguna novedad, ya sea en software o hardware, estoy de principio a fin y en la coordinación, para implementarla en todas las tiendas del cliente en los países donde esté», comentó a El Empresario desde Alemania. 

 Bizerba, multinacional alemana con 150 años de historia y tiene una facturación de unos 800 millones de euros. Tiene más de 4.800 empleados y oficinas en casi todo el planeta (hace un año abrió en Uruguay). Sus clientes son fabricantes de alimentación y cadenas de supermercados, algunas de las más importantes a nivel mundial. 

Cuando Vega se presentó al puesto, lo hizo porque se sentía apto. Pero cuando vivía en Uruguay no soñaba con llegar a Europa. De hecho, ni siquiera se veía fuera de su barrio natal. Vega nació en Santa Catalina, en la periferia de Montevideo, y por su contexto llegó a pensar que no saldría de ahí: durante su niñez creció sin agua ni luz en su hogar. 

Su madre, empleada doméstica, insistió en que estudiara. 

Fue a la escuela Santa Clara del Cerro y luego al liceo San José de la Misericordia en Paso Molino. Luego estudió electrónica en el Instituto Tecnológico Superior Arias Balparda y también informática en el Círculo informático, donde se pasaba el día entero practicando en otras computadoras. Mientras estudiaba, comenzó a trabajar reparando y programando equipos en una empresa que importaba cajas registradoras, balanzas electrónicas y otros equipamientos de comercios. Hasta que, con 23 años, decidió que su futuro estaba fuera del país y optó por España. 


Hasta ese momento, nunca había tomado vacaciones. Es más, lo máximo que estuvo fuera de su casa fue cuatro días, aseguró. «Me fui a España, solo, sin familia y sin dinero, a vivir y trabajar o buscarme la vida. 

Era la primera vez que salía del país y lejos de mi familia. Luego de trabajar años en diferentes empresas en ese país, siempre en temas de software y balanzas electrónicas, un día conocí a mi mujer, que es de Alemania, y empecé a estudiar alemán con la intención de venir a este país», recordó. 

Una vez ahí, consiguió trabajo en una multinacional japonesa, competencia a nivel mundial de Bizerba, y este año, finalmente logró ingresar a la multinacional alemana. Vega asegura que, una de las claves de su éxito en Europa, fue su capacidad de adaptarse a cualquier situación. 

«Somos de una cultura bastante similar a la europea, pero los uruguayos nos adaptamos muy bien a todo. Viví en España (Madrid y Valencia), en Alemania (Köln y cerca de Stuttgart) y siempre me he adaptado al lugar, la gente, las costumbres y eso ayuda mucho», reflexionó. Hoy vive con su pareja y un hijo de 10 meses en una ciudad donde el invierno «es complicado», con días de -15 grados y nieve. 

Generalmente, su rutina comienza 5:30 para estar a las 6:00 en el gimnasio y luego ir a la oficina o trabajar desde su casa. 

En Alemania no tiene contacto con uruguayos, pero en España, donde además reside su hermano, sí, por lo que cada vez que viaja a ese país, busca la oportunidad de reunirse con su familia y otros compatriotas.

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