En su libro “La cara oculta del sistema judicial en Uruguay. El poder de ‘La manada’” y subtitulado “Mi experiencia dentro de la Fiscalía General de la Nación y las presiones políticas”, Fossati culpa a Díaz y a Gómez de “destruir” la institución “en unos pocos años”.
De esta forma, Fossati alude a un escenario en el que conviven fiscales con sobrecarga de trabajo con otros privilegiados que se favorecen con carreras meteóricas en base a concursos dudosos y donde existen también presiones para aquellos que cuestionan la autoridad.
La exfiscal recuerda, en un pasaje de su libro, que en la dictadura militar de los años setenta, se clasificaba a las personas por letras: A y B.
En la actual Fiscalía General de la Nación (FGN) sucede lo mismo, a su entender.
“Algunos son exprimidos hasta que se enferman. Susana Rivadavia murió trabajando. Otros siquiera cumplen el rol por el que cobran.
Hay colegas, con años de trayectoria, en la puerta de la capital y/o atendiendo la puerta de emergencia, o sea las Fiscalías de Flagrancia y Turno, y otros que imparten clases de Derecho Penal”, insiste.
Fossati reconoce que ganó mucha notoriedad con la investigación al excustodio presidencial Alejandro Astesiano, y sabe que desde filas de la izquierda le adjudicaron la intención de querer proteger al presidente de la República, Luis Lacalle Pou.
La exfiscal explica que investigó al propio primer mandatario y a todo su entorno y no descubrió nada ilegal vinculado a los pasaportes entregados a rusos.
Sin embargo, señala, aquellos que la acusaron sin razón de favorecer al presidente de la República saben bien que los fiscales díscolos con la jerarquía “no somos nada” en la Fiscalía General de la Nación, diseñada por Díaz.
“Nos cambian como moneditas cuando quieren. A algunos los destratan. A otros, que tenemos suficiente temperamento como para no permitirlo, nos persiguen y tiran cáscaras de banana”, afirma Fossati.
Posteriormente, la exfiscal revela un punto desconocido por la mayoría de la población: cualquiera puede sufrir una investigación fiscal por tiempo indeterminado.
Si la Fiscalía General de la Nación no lleva el caso al Poder Judicial, el asunto nunca llegará a ser tratado por el sistema judicial, lo que les da “un poder selectivo inequívoco”, explica.
Recuerda que, con el viejo Código del Proceso Penal, el sistema político y los operadores judiciales se quejaban de la “cifra negra de la criminalidad” y de los delitos que no llegaban a ser trabajados por la Justicia por la selección que hacía la Policía Nacional.
“Hoy tenemos una cifra negra de la criminalidad enorme” generada desde la fiscalía, por sobrecarga de trabajo o por las “indicaciones dadas a través de las instrucciones” de la Fiscalía de Corte, dice.
La realidad le da la razón a Fossati en ese punto. La fiscal de Delitos Sexuales de 6° Turno, Alicia Ghione, que investiga el llamado “caso Penadés”, dijo, en una rueda de prensa, que tiene más de 1.000 casos en bandejas.
La misma situación se repite en otras fiscalías. Ello significa que miles de víctimas de delitos graves y leves esperan por justicia.
A esa situación se agrega que, mediante las “Instrucciones Generales” impulsadas por Díaz, se prioriza los delitos de violencia de género, narcotráfico, terrorismo, lavado de activos, corrupción pública, copamiento, privación de libertad, entre otros, ante los ilícitos económicos como, por ejemplo, el libramiento de cheques sin fondos y pequeñas estafas que perjudican a miles de comerciantes, recuerda Fossati.
Y agrega que, como varias veces señalaron los diputados Gustavo Zubía (Partido Colorado) y Eduardo Lust (Cabildo Abierto) toda la organización de la Fiscalía estuvo pensada para realizar acuerdos abreviados por dinero con los ricos y con cárcel para los pobres.
https://www.elpais.com.uy/informacion/judiciales/exfiscal-fossati-diaz-transformo-a-la-fiscalia-en-una-institucion-ideologizada
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