viernes, 20 de octubre de 2023

La muerte de un Estadista: el adiós a José Batlle y Ordoñez

"La muerte de Batlle tiene el efecto, la lamentable magnitud de una gran desgracia. Nuestro mundo político lleva muchos años sin un eje gubernamental rotatorio". 




Así comenzó el editorial dedicado a la desaparición del gran jefe de Estado. El país se había quedado sin el animador que promoviera normas con las tendencias modernas e impusiera a las ideas el papel esencial de motores en la acción de las colectividades cívicas. Constante fue la lucha por sus ideas políticas, el resumen y la base de toda su vida. 

En su actuación se pueden destacar dos grandes periodos, desde sus inicios hasta la reforma y desde la reforma hasta su muerte. Se puede afirmar que en la primera parte el señor Batlle dio la muestra más expresiva de sus condiciones, desde muy pequeño. Comenzó a escribir con Prudencio Vázquez y Vega y Anacleto Fuori y Álvarez, en el diario La Razón. 

Aquí dio sus primeros combates contra la tiranía y los malos gobiernos. Creía con plena confianza en el papel social del periodismo como orientador del espíritu público. 

Y así fue que, ingresando a la política a través de la prensa, llegó al gobierno en 1905 luego de exponer en su diario El Día sus ideas de orden, sus aspiraciones de renovación y sus firmes propósitos de reorganización nacional. 

En aquella época el Partido Colorado era indiscutible, en la defensa destacaba la unidad de la comunidad. Y con esa fuerza social vigorosa y con el ejército leal a las instituciones, se pudo cerrar para siempre el período de las revoluciones, derrotando al caudilismo y comenzando así la conciliación de nuestras instituciones. 

Al finalizar su primera presidencia, la opinión pública lo consagró unánimemente como uno de los mejores gobernantes que ha tenido la República. Cuando Colorado se le sumó como figura central, se realizó una labor legislativa que merece el calificativo de admirable, lo que es la mejor prueba definitiva de su valor como estadista y de la lúcida eficacia de sus colaboradores de la época. 

En su segundo período impulsó un cambio en el sistema de gobierno, conocido como "El colegiado".


El batllismo difundió la política, organizó un partido de masas, fundó un periódico popular (El Día) y sus propuestas institucionales cambiaron la vida cívica. El proyecto de gobierno colegiado, con todo lo discutible que fue y es, tuvo el sentido de llevar al país a las urnas, dejar atrás para siempre la era de las revueltas y generar un sistema político abierto. 

Sumado a esto, la separación de la Iglesia y el Estado, que completó el proceso de secularización iniciado en el siglo anterior, generó ese clima de tolerancia que ha permitido al Uruguay una convivencia pacífica de todas las corrientes filosóficas, sin coacción para nadie y con libertad de culto. garantizado.

Batlle sigue siendo nuestra fuente de inspiración. 

Batlle no es sólo un personaje histórico. 

Sigue siendo presente y futuro.

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