jueves, 27 de julio de 2023

Se conocieron por redes, arreglaron una cita y él terminó muerto



“Hola amor, avísame cuando estés llegando así salgo para afuera”, decía en un audio una voz femenina. Por esos momentos, el joven de 29 años que la iba a pasar a buscar para salir por primera vez iba en su auto Peugeot 206, entreparando, buscando la dirección que ella le había dado en la calle José María Buyo (barrio Piedras Blancas). 

Minutos después, tres hombres lo abordaron y le dieron un mensaje claro: "Quedate quieto o te quemo". Buscaban robarle algo. Pero en circunstancias que no están claras terminaron disparando por la ventana de atrás del asiento del acompañante y la bala impactó en el conductor, quien terminó muriendo allí, con el celular al lado de una pierna. 

Cuando la Fiscalía de Homicidios de 2o Turno, a cargo de Mirta Morales, comenzó a indagar en este hecho ocurrido en setiembre de 2021, logró constatar que la chica con la que se había mandado los últimos mensajes —con nombre de WhatsApp y Facebook Melani González— no era tal. 

Cuando la Policía encontró el cuerpo de la víctima, en el celular tenía una llamada perdida con ese nombre. Se trataba de un nombre falso y perfiles falsos. Había comenzado a hablar con la víctima hacía cerca de un mes, habían hablado de que ella le vendiera fotos eróticas y terminaron arreglando para salir.

En esa conversación, el interés de la chica se había disparado cuando el joven le contó que era productor de televisión. En la demanda acusatoria, la fiscal adscripta Micaela Dávila había indicado que lo que habían arreglado era una "cita paga". 

Sin embargo, según los testigos, a la víctima la habían abordado tres hombres. La investigación concluyó que uno de ellos —el único identificado— era el novio de la joven. Dado que él se mostraba con armas en redes sociales, una de ellas similar a la utilizada en el crimen, la fiscalía lo acusó por la autoría del homicidio y a la novia como la coautora. 

Pero el juez Huberto Álvarez entendió que no estaba probado que haya sido él quien disparó y no haya sido alguno de los otros dos, por eso lo terminó condenado a ambos por coautoría. 

Para él, la fiscalía había solicitado una pena de 25 años de prisión y el juez lo condenó por 24 años y medio. 

A la joven, por 20 años y seis meses, según consta en la sentencia a la que accedió El Observador. 

Testigos que declararon en el juicio advirtieron que tiempo antes del homicidio los habían visto caminando juntos por la zona. 

A su vez, el vínculo entre ellos estaba más que probado, dado que convivían en la casa de la madre del condenado. 

Para dilucidar el caso fueron claves los chats extraídos de los celulares, pero también los testigos, algunos de ellos que declararon con reserva de identidad. Si bien Álvarez aclaró que, como indica la jurisprudencia, un testigo con reserva de identidad debe ponderarse como lo que es —no de la misma forma que uno común— en este caso, toda la prueba confluía en un mismo sentido y su declaración iba en el mismo sentido que otras pruebas. 

La presencia del hombre condenado en el lugar no solo fue aceptada por él, si no también por uno de esos testigos que advirtió que lo había reconocido por la campera. 

El juez aceptó la petición de la fiscalía de condenarlos por homicidio muy especialmente agravado. 

El agravante fue que lo hayan consumado con intención de cometer otro delito, en este caso, el robo. 

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