El profesor tiene el bolso con los materiales al lado de una garita pintada de negro y verde.
"Cuidaparques", "Intendencia de Montevideo", dicen los carteles. Pero la garita está vacía.
Y pese a que los cuidadores no tenían como cometido cuidar la seguridad de los parques y plazas, los vecinos sienten que su ausencia cambió la dinámica de esos espacios.
Ruben solía conversar con los cuidadores porque hace siete años que da clases en el mismo lugar, de lunes a viernes. Pero, hace tres meses que los cuidaparques no están más.
A Ruben ya le habían comentado que la Intendencia de Montevideo (IM) "iba a recortar" el personal que hacía esas tareas y en marzo sucedió.
Según contó, desde que los cuidaparques no están cambiaron los vidrios de la garita dos veces porque los rompieron y quitaron las luces que la alumbraban porque había personas en situación de calle que la usaban para dormir o, directamente, vivir.
Un estudiante del liceo Zorrilla, que está ubicado en Parque Rodó, le planteó la situación al ministro del Interior, Luis Alberto Heber, en una reunión con vecinos a principios de junio.
"Voy al Liceo Zorrilla y para cruzar el parque hay que correr. Hay gente que falta a primera por no cruzar el parque (de noche). Se drogan, salen como de abajo de las baldosas", le contó al ministro.
Pese a que los cuidaparques no eran vigilantes ni hacían tareas de seguridad, para Rubén el ambiente estaba más controlado solo por su presencia.
"A pesar de que no tenían mucho poder en autoridad, tenían la velocidad de trabajar con el 911. Cuando robaban una billetera, una cartera, ellos acudían rápido al 911 y venían rápido. Ahora rotura
de vidrios y más basura tirada", consideró.
En un comercio frente al parque, sobre la calle Gonzalo Ramírez, notaron que se incrementó la cantidad de gente que les va a pedir comida.
Los empleados de la panadería contaron que lo hacen con violencia porque las personas "no entienden que ya no se les puede dar más nada".
Según dijeron, varios indigentes arman "carpas" con lonas y cartón y duermen en los árboles del parque.
"Son campamentos", dijeron, que la policía levanta casi a diario.
La IM defiende el cambio justamente con este argumento: a los cuidaparques no les competen las tareas de seguridad.
La directora de Espacios Públicos de la IM, Natalia Castro, dijo a El Observador que la comuna hizo una "transformación en el abordaje del cuidado de los espacios públicos para abarcar a más espacios y el cuidado de los espacios verdes".
El servicio lo brindaban cooperativas a las que la IM les contrataba el servicio de cuidaparques, de baños químicos y jardineros.
"Incorporamos una figura nueva que es la del relevador del espacio público", dijo la jerarca. De esa forma, los cuidaparques ya no están seis u ocho horas recorriendo las plazas y los parques, sino que "reportan el estado del equipamiento y lo que pasa en el día a día".
Los relevadores rotan en las plazas y los parques y controlan el estado del mobiliario urbano, del uso y de los espacios verdes.
"En la medida de sus posibilidades, porque no son vigilantes. Hay competencias que son del Ministerio del Interior", explicó Castro.
Fuentes del Ministerio del Interior explicaron que no existe un operativo específico para los parques y que se trabaja de forma coordinada con el área de convivencia de la IM, "a demanda y siempre que se requieren pedidos específicos".
Sin embargo, en algunos espacios públicos la IM decidió dejar a los cuidaparques fijos.
Uno de los puntos es la fotogaleria del Parque Rodó.
Las luces de alrededor de la fotogalería estaban apagadas: solo quedaban algunos tubos prendidos que alumbraban las imágenes.
Allí estaba el cuidador Dax, quien explicó a El Observador que su tarea se restringe a preservar el área de la fotogalería, pero no a recorrer el resto del parque.
"El resto del parque que sea lo que Dios quiera", dijo.
Dax estaba de casualidad allí, porque sus tareas habituales son en el Parque Batlle. Allí, dijo, antes de marzo había seis cuidadores por turno, pero ahora hay uno para todo el parque.
"La IM recortó personal", dijo y contó que algunos de sus compañeros de la cooperativa fueron despedidos y otros quedaron bajo el seguro de paro.
En el Parque Batlle la iluminación es despareja. Hay espacios iluminados y otros huecos completamente oscuros.
Un vecino que caminaba por el parque destacó que, de todas maneras, el espacio está mejor iluminado que antes "cuando no se podía ni entrar".
Frente a la pista de atletismo, uno de los puntos más oscuros, trabaja Joana como cuidacoches, quien dice que ve "de todo".
Allí también están vacías y cerradas las garitas de los cuidaparques de la IM. "El tema de la noche y de la inseguridad que viven los adolescentes que van a los liceos excede a los espacios públicos y a la competencia departamental. Es un tema nacional", remarcó la directora de Espacios Públicos.
Silvana Fernández
Al igual que en el Parque Rodó, la IM dispuso allí el cuidado solo en la zona de la fotogalería.
Sin embargo, este jueves había presencia policial en el lugar. Mientras Joana hablaba con El Observador, tres grupos de la Guardia Republicana, con tres efectivos cada uno, recorrían el parque a pie y otros en motos.
Según Joana, los policías recorren en moto habitualmente, pero casi nunca a pie como ocurrió este jueves. Si bien ella vive en su casa, reparte su trabajo con dos jóvenes más que están en situación de calle.
"Ellos viven acá, son del parque", dijo.
Desde el Ministerio del Interior explicaron que el patrullaje que se desplegó en Parque Batlle "surge de las denuncias que se presentan y del patrullaje normal" y que lo que se está realizando allí es una de las operaciones que el ministro Heber le presentó al presidente, Luis Lacalle Pou, esta semana en una reunión en la Torre Ejecutiva.
Para Joana el parque es peligroso todo el día, pero especialmente cuando cae la noche. Ahí, contó, se ve a personas en situación de calle masticar pedregullo para mojarlo, hacer una especie de bola de piedra dura y romper los vidrios de los autos estacionados.
"En este parque hay mucho consumo de droga. Se dedican a explotar vidrios de autos. Agarran pedregullo, lo mojan y con eso explotan los vidrios de los autos y se llevan lo que pueden", contó.
La mujer dijo que ve entre los árboles a personas teniendo relaciones sexuales, porque el parque es un lugar de "levante".
"A esta hora oscurece, pero es de día. Y los veo atrás de los árboles haciendo cosas aunque sea de día. Vienen con autos o caminando y arreglan. Los gurises no precisan mucha plata, porque consumen. O sea, cobran por un chasqui, para drogarse", dijo.
En la plaza Zabala pasa algo especial: es un icónico espacio público de la Ciudad Vieja de Montevideo que combina historia con esparcimiento. Una parte de la plaza, sobre la calle Circunvalación Durango está destinada a los niños: hay un tobogán, hamacas, subibajas.
El piso es de goma de colores. Los niños del barrio son asiduos del lugar y van prácticamente todos los días las mismas familias. Pero, el grupo de padres empezó a notar cambios en la plaza hace unos meses.
Notaron que los cuidadores no estaban más, que el subibaja apareció roto y tirado en el medio de la parte de los juegos, que hay excremento humano en las escalinatas del monumento central, que hay ralladuras con piedras, vidrios, vandalismo.
El "estado de abandono" de la plaza fue reportado, mediante un correo, por los vecinos a la IM. "Una de las últimas veces que fui, con otra familia que estaba en la plaza llamamos al 911 porque había una persona drogada gateando en el sector donde están los juegos de los niños", contó la vecina de Ciudad Vieja en el mail.
Consultada al respecto, la directora de Espacios Públicos dijo a El Observador que en la plaza Zabala también se incorporó a los relevadores y, por lo tanto, los cuidadores ya no están fijos en ese lugar.
"La semana que viene va a haber una intervención para recomponer el área verde de la plaza y abordar los incidentes que los relevadores ya avisaron. Para eso justamente es el rol, adelantarnos al reclamo de los vecinos y enterarnos por nuestros propios equipos", dijo, pero remarcó que "quizás el vecino puede tener una sensación de seguridad al ver que hay una persona vigilando".
Sobre el vandalismo, Castro afirmó que debido a la crisis hídrica, la IM no está utilizando las hidrolavadoras para quitar los graffitis de monumentos, mobiliario o garitas.
"La restricción del uso del agua nos ha impedido hacer algunas tareas desde que se impidió el uso del agua para usos no esenciales. Nos impide sacar algunas suciedades", explicó.
Relevadores y cuidaparques
Con el cambio del cuidado de las plazas y parques que hizo la IM, ahora hay 32 personas que se dedican a relevar el estado de los espacios públicos sin tener un puesto fijo en el lugar.
Son "operadores de convivencia". Rotan de plaza en plaza e informan a la comuna sobre el mobiliario, los espacios verdes e irregularidades en el uso.
El rol del cuidaparques que, según Castro, "no desapareció", lo hacen 60 personas que trabajan en puntos fijos, por ejemplo, para cuidar fotogalerías en parques y en plazas de gran tamaño.
"Hay cuidaparques en la plaza Idea Vilariño, en Parque Batlle, en la fotogalería de la Ciudad Vieja, en la de Capurro, en la plaza Vaz Ferreira", ejemplificó la jerarca.
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