domingo, 11 de junio de 2023

Don Frutos hizo ésta República . Por Diego Martínez

El 6 de abril de 1828, un domingo, el general Fructuoso Rivera firmó con el Gobernador Delegado de las Misiones Occidentales, lo que se denomina el Acuerdo de Guaviyú. 

Por el mismo, suscrito al borde del arroyo homónimo, Rivera se transformó en el jefe de miles de indígenas guaraní misioneros. 

Lo admiraban. Sabían que liberaría sus tierras -las que también quiso liberar Artigas-, las Misiones, del yugo imperialista brasileño impuesto desde 1801. Sus caciques, con motivo de ese acuerdo, escribieron, dijeron, escribieron. 

Escribieron magia. Una literatura sólo posible desde quienes habían entendido, dos siglos antes, que era posible aprender a leer y escribir sin renunciar a la selva. 

 Eso eran los guaraní misioneros. Creían en Dios y en Rivera. Lo hicieron su jefe. El lunes 21 de abril de 1828, Felipe Caballero cruzó a nado el Ibicuy con 83 lanceros entrenados. 

Desde 1813, los guerreros de don Frutos debían saber domar, carnear y nadar. Sable en cintura y pistolas atadas en la cabeza, en un instante se apoderaron de la situación. 

Al día siguiente cruzó Fructuoso Rivera. Heroico. En pocos días las Misiones volvieron a la patria. Fue el primer Maracaná. 

Imposible encontrar en nuestra historia un acto de tanta audacia, inteligencia y compromiso. Compromiso con los indígenas que pasaron a acompañar para siempre a don Frutos. 

Conquistadas las Misiones, se produjo luego de varios meses, un éxodo hacia el territorio oriental en que miles de indígenas acompañaron a Rivera. Se crea Bella Unión y el Ejército del Norte. 

Don Frutos le escribía a los orientales de Montevideo y les hacía ver la importancia de contar con esa fuerza al norte del Río Negro para frenar el avance brasileño. Además les pedía víveres y curas. 

Esa indiada sabía vivir sin comer durante días pues aplacaban el hambre con un mate que no es el de ahora, era mucho más potente. 

Hay partes históricos que dan cuenta de varias carretas llegando con zapallos que enviaban amigos de don Frutos para la tropa. Además, insistían en curas. 

Querían agradecer a Dios estar en Uruguay. Desde Montevideo no se respondía. Existía mucha influencia de Francisco Solano Antuña quien aspiraba a un país portuario, de piel blanca, europeo. 

Don Frutos quería el país mestizo, criollo, campero. Don Frutos quería indiada. Don Frutos Rivera fue el criollo más indigenista que registra la historia de América. 

Hasta la puesta en marcha de la Constitución de 1830, los indígenas poseían representación en la Asamblea Oriental. Rivera logró eso. 

 Sobre fines de 1830, ya independiente el Estado Oriental del Uruguay, los partes de asesinatos y secuestros a pobladores del norte del Río Negro por parte de las tolderías íntegradas, entre otros, por grupos charrúas, eran estremecedores. Trabajadores rurales, peones, capataces, troperos, asesinados, mujeres secuestradas y esclavizadas. No eran originales. 

En realidad, habían extinguido a los indígenas originarios, los yaros, guenoas, entre otros. La Asamblea General del Parlamento uruguayo, por unanimidad, cometió al jefe de Estado salir a campaña y neutralizar ese curso de acciones delictivo. Hubo muchas tratativas previas con el fin de evitar violencias. No dieron resultado. 

En abril de 1831 se produjo un enfrentamiento entre las fuerzas del orden y grupos emergidos de las tolderías. 

Hubo bajas de ambos lados. Con las fuerzas del general Rivera participaron decenas de indígenas guaraní misioneros que creían en el orden y el respeto a los derechos de las personas. Rivera procedió con lo que dispuso el Parlamento por unanimidad. 

En adelante ya no se producirían secuestros de mujeres. Quienes quisieran trabajar y producir lo podrían hacer. 

El norte del país se volvió habitable. Desde hace décadas, un pensamiento destructivo ha pretendido "relatar" la historia de modo de perjudicar al coloradismo. 

Pero hechos son hechos, hay que leer lo que dicen los documentos. 

El resto es parte de una maniobra para descalificar a quienes nos dieron patria. 

Con hambre, con frío, con audacia, con soledad, con dolor, con sangre. Así se hizo y nos fue dada esta república por el general Rivera, don Fructuoso Rivera, el más grande caudillo de la historia criolla republicana. Murió el 13 de enero de 1854, en un rancho de tierra. 

Pobre. Pobre. Pobre. ¿Queda claro? Su familia fue rica y quiso que, joven, se fuera a Europa. 

Se quedó. Y puso cada centímetro de tierra que tenía, al servicio de la patria. Se fue como Alejandro Magno, tal vez mejor, pues su caballo el overo rosado, nunca se asustó. Don Frutos hizo esta república. Gracias por morir así. Tan republicano, tan pobre. ------------------------------ 

 Publicado en La Prensa, Salto, Uruguay, el 6 de junio de 2023. 

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