miércoles, 14 de junio de 2023

Andres Oppenheimer: ¿Adiós a la hegemonía del dolar en América Latina?

Ya es oficial: el así llamado grupo de los BRICS - Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica - acordaron discutir formalmente la creación de una moneda común para el comercio entre ellos y poner fin a la hegemonía del dólar estadounidense. 

Sin embargo, no le aconsejaría a nadie cambiar sus ahorros en dólares por yuans, rublos o la potencial nueva moneda. 

En una reunión el 1 de junio en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, los cancilleres de los BRICS acordaron iniciar las conversaciones sobre la nueva moneda comercial para el grupo, y posiblemente incluir a otros países como Irán, Venezuela y Argentina. 

El tema será tratado en la Cumbre de presidentes de los BRICS del 22 al 24 de agosto en Sudáfrica. 

“Estoy a favor de crear, dentro de los BRICS, una moneda de comercio entre nuestros países, tal como los europeos crearon el euro”, dijo el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, el 26 de mayo. 

El canciller de Rusia, Sergei Lavrov, aplaudió la declaración de Lula. Argentina anunció el 31 de mayo que comenzará a permitir que las empresas chinas inviertan en el país en yuanes chinos. 

Algunos economistas internacionales no se ríen de la idea. Señalan que los países BRICS representan casi un tercio de la economía mundial y que realizan una parte cada vez mayor de su comercio entre ellos.

Entonces, estos países no quieren seguir pagando cargas financieras por realizar su comercio en dólares, cuando podrían comerciar en sus propias monedas. 

Además, las recientes sanciones económicas de Estados Unidos a Rusia por su invasión de Ucrania han aumentado el apetito de China y otros miembros del grupo por ser menos dependientes del dólar, dicen quienes le ven futuro al proyecto monetario. 

Joseph W. Sullivan, ex economista de la Casa Blanca durante la administración Trump, escribe en la revista Foreign Policy que una moneda comercial hipotética emitida por los BRICS podría “usurpar, o al menos sacudir, el lugar del dólar en el trono”. 

Pero existe un consenso casi generalizado entre los economistas internacionales de que llevaría décadas crear una moneda común de los BRICS. 

La Unión Europea tardó más de 50 años desde que comenzó en 1948 hasta que lanzó el Euro en 1999. 

Hay razones políticas y económicas que hacen muy difícil una moneda comercial de los BRICS.

Políticamente, a pesar de compartir un discurso anti-estadounidense, los países BRICS tienen más diferencias que cosas en común entre ellos. 

China e India tienen una disputa fronteriza de larga data, y sus relaciones cotidianas son tan malas que en las últimas semanas han expulsado a casi todos los periodistas del otro país, según el diario Wall Street Journal. 

China representa casi el 75 por ciento del producto bruto de los BRICS y tiene pocos incentivos para adoptar otra moneda que no sea la suya. 

“China va a sonreírles a todos en la cumbre de los BRICS, pero no va a aceptar una moneda común. Ellos quieren que los demás usen el yuan”, me dijo Marcelo Giugale, un ex directivo del Banco Mundial que enseña en la Universidad de Georgetown.

"No hay forma de que China comparta su moneda con otros cuatro países, tres de los cuales están en problemas”, agregó Giugale. 

“Rusia está bajo sanciones económicas occidentales, Sudáfrica tiene serios problemas financieros y el presidente de Brasil está atacando la independencia del Banco Central de Brasil”. 

Lo que puede suceder es que continúe la actual tendencia de que los países BRICS y sus aliados liquiden cada vez más sus saldos comerciales bilaterales con sus propias monedas, en lugar del dólar, para ahorrar costos financieros. 

Eso puede significar que el dólar, que ahora se usa para más del 75 por ciento de las transacciones comerciales mundiales, pueda perder parte de su participación en el mercado, pero no mucho. 

La mayoría de la gente no confía en los gobiernos de los países miembros de BRICS, y probablemente tendría aún menos confianza en un potencial banco central de los BRICS. 

En docenas de viajes a América Latina, Medio Oriente y Asia en las últimas décadas, nunca conocí a nadie que me diga que esté deshaciéndose de sus dólares para poner sus ahorros en yuanes, rublos o bolívares, o que sueñe con que le paguen el sueldo en esas monedas. 

Hasta que conozcan a alguien que lo haga, les sugiero seguir confiando en el dólar. 

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