Algunos analistas y ciertos sectores de la prensa repiten la tesis de que el Foro de São Paulo carece de relevancia.
Sin embargo, en 2008, todos los países sudamericanos con excepción de Colombia estaban en manos de un gobierno de izquierda o de extrema izquierda vinculados a esa organización.
En aquellos años resultaba fácil observar la acción coordinada de la política exterior de los países miembros del grupo.
Ciertas tensiones ocurridas a lo largo del siglo XXI han contado, invariablemente, con el apoyo internacional de las fuerzas del Foro de São Paulo.
En la crisis entre Ecuador y Colombia, en 2008, cuando el ejército colombiano atacó al guerrillero Raúl Reyes, hubo una coordinación internacional para culpar a Colombia e ignorar los expedientes que vinculaban a Hugo Chávez con organizaciones como las FARC, que fueron descubiertas en la denominada Operación Fénix.
Otro ejemplo del modo de actuar del Foro de São Paulo fue la condena de la destitución de Fernando Lugo por el Congreso paraguayo en 2012.
Aun cuando se habla a menudo de no injerencia en los asuntos internos de otros países, en el caso de Lugo, la decisión soberana del Congreso paraguayo ocasionó que Paraguay fuera suspendido de Unasur.
Lo mismo en el caso de Manuel Zelaya, que había intentado modificar la Constitución y fue impedido de hacerlo por la Corte Constitucional. En esa ocasión, Zelaya alegó que había sido víctima de un golpe, y la versión golpista de los socialistas latinoamericanos terminó imponiéndose.
Ejemplos como estos sobran, y no es el propósito de este texto revivir el pasado, sino apuntar al futuro.
Los sectores académicos o mediáticos que hablan de la poca importancia de esta organización desconocen el grado de articulación política requerido para el funcionamiento de un foro internacional que incluye a más de 100 partidos de izquierda y extrema izquierda en el continente.
Ignoran también que la influencia directa en la agenda política internacional de todos los países latinoamericanos solo puede explicarse por la estupidez criminal o la malicia extrema.
Cómo puede ser irrelevante un foro que ha tenido a su disposición a decenas de presidentes y toda una estructura partidista?
Lula da Silva admitió públicamente la importancia del Foro de São Paulo para la articulación de la izquierda en el continente, y José Dirceu, uno de los principales cuadros del PT brasileño (y entrenado por la inteligencia cubana), destacó la importancia del FSP para la hegemonía de la izquierda en la década del 2000.
Sin embargo, recientemente, el Foro de São Paulo está ganando fuerza bajo un nuevo disfraz más acorde con los nuevos tiempos.
El nombre de este nuevo instrumento político es Grupo Puebla.
Este grupo no es realmente un competidor, sino un aliado estratégico, pero con nuevas agendas y formas de defender el viejo socialismo.
El Foro de São Paulo tuvo su fondo teórico marcado por clichés como: “Lucha contra el neoliberalismo”, “Lucha contra el imperialismo yanqui”, propios del “socialismo del siglo XXI” y del chavismo y sus variantes, igualmente peligrosas.
El Grupo Puebla acoge a muchos actores del Foro de São Paulo que ahora buscan distanciarse del chavismo y el castrismo por tratarse de opciones electoralmente negativas, pero que también apoyan indirectamente a esos grupos radicales, a través de diálogos falsos.
El Grupo Puebla prefiere un lenguaje que hable de: “democracia”, “lucha contra el fascismo” y pautas de identidad racial y sexual. La defensa de la democracia es apenas un disfraz para impulsar el socialismo.
El objetivo es expandir la noción de “derechos” a todo aquello que ellos mismos decidan hacer, y que después habrá que pagar con los impuestos de todos de forma más cara e ineficaz.
El Grupo Puebla, aunque no abandona por completo las viejas agendas proletarias, se identifica hoy con las pautas de la Nueva Izquierda, expuestas en “El libro negro de la Nueva Izquierda” de Agustín Laje y Nicolás Márquez.
Sin embargo, de ninguna manera debemos creer que este nuevo grupo negará apoyo a sus socios en el Foro de São Paulo.
El Grupo Puebla apuesta por la estrategia de generar “diálogos democráticos” con el objetivo de garantizar la supervivencia de regímenes totalitarios como el venezolano, el cubano, y nicaragüense
¿Cuáles son las principales acciones que realizan en el continente los partidos vinculados al Foro de São Paulo y al Grupo de Puebla?
He logrado identificar cinco grandes acciones emprendidas por los partidos y sectas revolucionarias en América Latina para acaparar la atención: revolución molecular disipada; nueva constitución por plebiscito; uso de medios judiciales y "lawfare"; control de los medios y regulación de las redes sociales; vínculos con el crimen organizado y el narcotráfico.
La revolución molecular disipada es una estrategia revolucionaria creada por el filósofo francés Félix Guattari y cuyo modo de acción difiere fundamentalmente de las revoluciones tradicionales, como las llevadas a cabo por Lenin o Fidel Castro en siglo XX, aquellas que concentraban la acción política en un solo partido y liderazgo.
La estrategia molecular se aplica a una multitud de grupos que actúan de forma más o menos independiente para crear un entorno revolucionario.
La estrategia de crear el caos a partir de las manifestaciones contra el aumento de los precios del transporte en 2019, generó resultados positivos para los socialistas en Chile.
Fueron esas dinámicas las que crearon el ambiente propicio para la creación de una constitución con presencia mayoritaria de actores de izquierda y extrema izquierda que definirán la futura Magna Carta chilena.
En Colombia se intentó algo similar, pero sin lograr la victoria política y constitucional que se obtuvo en Chile.
Otra estrategia es la de crear una nueva constitución basada en un plebiscito. Manuel Zelaya intentó llevarlo a cabo sin éxito en 2009, pero ahora su esposa Xiomara Castro promete que realizará un plebiscito y una nueva constitución en Honduras que acabe con el legado “neoliberal y fascista” de la constitución actual.
Hugo Chávez fue otro líder del Foro de São Paulo, extremadamente hábil en implementar este tipo de cambios una vez que hubo alcanzado el poder. Ascendió por la vía electoral y socavó las instituciones democráticas hasta lograr la hegemonía de su partido. Al mismo tiempo, celebró plebiscitos para legitimar su acción revolucionaria y socialista.
La tercera macroestrategia de los miembros del Foro de São Paulo consiste en utilizar la justicia para sus propios objetivos, o acusar de “lawfare”(guerra jurídica) a los tribunales que actúan de manera contraria a sus intereses.
Los ejemplos de esta estrategia serían Brasil, Argentina y Bolivia.
Lula da Silva fue condenado y encarcelado en los tribunales de primera y segunda instancia, incluso con el aval inicial de la Corte Suprema de Brasil.
En Argentina, Cristina Kirchner fue acusada por los llamados “cuadernos de corrupción” en los que presuntamente había movido 200 millones de dólares en sobornos.
Ella negó esta y otras acusaciones, y afirmó que estaba siendo perseguida por la "lawfare” (o la guerra a través del poder judicial).
En Bolivia, tan pronto como Luis Arce Catacora y su partido regresaron al poder, comenzaron a arrestar a sus opositores en un tiempo récord, particularmente a la expresidenta Jeanine Añez.
Otra estrategia relevante utilizada por aliados del Foro de São Paulo y Grupo de Puebla es el control de los medios y la regulación de las redes sociales.
El caso más abominable es el de la dictadura cubana, que ocupa el puesto 171 de 180 países en el índice de libertad de expresión de Reporteros sin Fronteras.
También según Reportero sin Fronteras, los periodistas independientes en Cuba son acosados por la policía del pensamiento del gobierno castrista.
La dictadura sandinista en Nicaragua persigue a periódicos de oposición como “La Prensa”.
Finalmente, una de las estrategias de los países aliados del Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla es la relación con el crimen organizado y el narcotráfico. Los agentes de inteligencia del régimen cubano han sido acusados de tráfico de drogas desde la década de 1980 en los tribunales de Florida en los Estados Unidos.
Otro caso emblemático es el arresto y ejecución sumaria del héroe de la Guerra en Angola, el General Arnaldo Ochoa, quien fue acusado y fusilado por cargos de narcotráfico en 1989.
Toda esta información puede encontrarse en los libros: Red Cocaine: The Drugging of America, de Joseph Douglass; Hugo Chávez: el espectro, de Leonardo Coutinho, y La intervención de Cuba en Venezuela: Una ocupación estratégica con repercusiones globales, de Maria Werlau.
El régimen de Chávez en Venezuela es otro ejemplo claro de esta estrategia. La periodista investigativa Maibort Petit, en su libro Cocaína en Miraflores: Crónica del narcopoder en Venezuela, documenta las relaciones del gobierno venezolano con el narcotráfico, incluido el ejército venezolano.
El sitio web “Insight Crime” también tiene una extensa documentación sobre El Cartel de Los Soles en Venezuela. El ejemplo definitivo del uso de esta estrategia fue la legalización de las FARC como partido político, sin apenas haber renunciado a las rutas del narcotráfico.
Incluso los congresistas que participaron en el narcotráfico fueron electos y tomaron formalmente posesión del Congreso colombiano.
Esta lista no pretende ser exhaustiva, sino brindar una descripción general de las acciones y estrategias del Foro de Sâo Paulo y el Grupo de Puebla.
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