sábado, 11 de marzo de 2023

Se desdibuja la lucha por la defensa de la igualdad entre mujeres y hombres en pos de una guerra sin fin. Por Elena Grauert.

El ser feminista siempre fue la defensa de los derechos de las mujeres, constituyendo un reclamo global y apolítico en defensa de la igualdad. En esta semana de la mujer, los dislates escuchados de la intersocial de mujeres, lo único que logra es alejar a quienes creemos en la lucha frontal. El fin es que esos derechos sean utilizados tratando de apropiarse de banderas ajenas y tergiversando números y realidades. Lamentablemente, en un tema que había conceso filosófico en cuanto a la igualdad, se ha trasformado en otra lucha de derecha e izquierda mentirosa. Soledad González, de la Intersocial, dijo a Subrayado que se trata de hacer foco en el aumento de la pobreza y en el trabajo no remunerado que hace tres años realizan mujeres en ollas y merenderos populares.
No señora, no se trata del aumento de la pobreza, porque en términos globales la pobreza disminuyó post pandemia, tampoco se trata de los merenderos, dicen cosas como que el Estado se retira dejando de dar comida, cuando es totalmente al revés, el Estado al fortalecer nuevamente al INDA, lo que hace es instalarse en territorio y entregar alimentos, evitando que ONG utilicen y abusen de la necesidad de la gente, con recursos que no llegan a su destino. Se habla de judicializar la carestía, lo que es un dislate, hay sí una denuncia en fiscalía contra la Coordinadora de Ollas populares, porque hubo denuncias de usuarios, porque hubo declaraciones de ollas que jamás existieron, porque se encontraron inconsistencias o hechos que pueden tener apariencia delictiva, lo cual se laudará conforme a derecho, como corresponde. 

Pero entreverar este tema, en una proclama que es en defensa del derecho de las mujeres por más y mejor igualdad, es partidizar el tema, es mentir, es generar grietas de una lucha inexistente, que en definitiva lo que se busca es partir la sociedad trasladando el viejo y perimido paradigma de lucha de clases, y llevándolo a todos los ámbitos donde puede existir un cierto conflicto, con el fin de llevar más agua para su molino. Tanto se miente que no se reconocen algunos hitos que se dieron post pandemia como fue la baja en la tasa de trabajo informal. En el 2019, la mujer ganaba 76,4 pesos por cada 100 pesos que ganaba un hombre, hoy subió la remuneración pasando a ser 78,4 pesos. En cuanto al desempleo, antes el índice de desempleo era mayor en las mujeres, hoy la diferencia bajó de 3% es de 1%.
También se puede percibir mayor igualdad en el trabajo no remunerado. Antes las mujeres dedicaban más horas a dichas tareas. Hoy ha bajado la cantidad de horas, estando más cerca de la igualdad, si bien de todas formas la mujer sigue ocupando más tiempo en las tareas del hogar, este índice es muy importante, ya que marca el cambio de cultura y como se comienza a percibir una tendencia a la igualdad de horas en el trabajo no remunerado, que es importante en términos de un proceso. Es una pena que la prensa prácticamente no se haya hecho eco de muchas de estas mejoras. 

Que todavía hay diferencias, los números son claros, pero también que se está en un proceso de alcanzar la igualdad y que en ese camino se debe continuar. Lo que está mal, es la generación de conflicto permanente, es ilógico hablar de guerra cuando la mejora de la sociedad siempre fue una buena complementación entre todas las personas que la integran; la guerra sólo trae pobreza. 

 Las diferencias son únicamente la de los talentos y virtudes, justamente para poder comprender que cada mujer y hombre deben cumplir una meta y tener una posición, todos debemos defender la igualdad como parte de un todo, por suerte eso es lo que comienza a pasar en la realidad.

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