domingo, 19 de febrero de 2023

LA HORA DE LOS ROEDORES. La Intendenta Cosse le niega una calle . Por Manuel Flores Silva.

El pasado miércoles hizo 38 años que falleció Maneco. Todos los años en estas fechas escribimos algo respecto a ese hecho. A veces un párrafo, a veces más, a veces mucho más. Este año cabe señalar algunas particularidades. 

Centenario de Maneco. 

La primera particularidad es que el 4 de septiembre de 2023 se cumplirán 100 años del nacimiento de Maneco. Con ese motivo se realizarán eventos y publicaciones recordatorias. En realidad homenajear a Maneco es homenajear la conciencia republicana del país a la que él ayudó a vertebrar en tiempos anti republicanos y difíciles en los que asolaba la intolerancia y el temor. 

La segunda particularidad que se debe señalar este año tiene que ver con la resolución de la Junta Departamental de Montevideo de designar con el nombre de Maneco a una calle de la capital. Hace de esto muchos meses. En diversas capitales del interior del país eso ya ha ocurrido hace décadas. En Montevideo no había ocurrido. Pese a un ofrecimiento generoso del Intendente Vázquez, en su hora, que finalmente no prosperó. 

Cosse contra Maneco. 

Se debe al edil Leonel Aguirre la iniciativa que la Junta Departamental aprobó por unanimidad. De atenerse a lo expuesto en la Comisión respectiva y en sala, el unánime apoyo de los Ediles de todos los partidos a la calle para Maneco, reconocido Diputado, Senador y Ministro, se fundaba en su decisiva tarea periodística contra la Dictadura, demoliendo semana a semana en el semanario Jaque (antes en El Día y El Radical) la base argumental e ideológica del autoritarismo. 

La misma Intendencia ya lo había homenajeado en una placa que puso en 18 de julio y Ejido, dónde era la sede del semanario Jaque, en reconocimiento a la labor contra el despotismo de Jaque y de Maneco. Cualquier lector puede verla en el piso frente al Palacio Díaz. 

El actual edil Leonel Aguirre era un joven funcionario de Jaque y conoció y admiró allí a Maneco. Casi 40 años después, cuando Maneco llegaría al siglo de vida, tuvo como Edil la feliz iniciativa de recordarlo. 

Propuso entonces nominar una calle como Manuel Flores Mora. También propuso cuál calle debería llevar su nombre lo que fue ratificado por la unanimidad de los Ediles. Leonel Investigó y las últimas dos cuadras de la calle San José hacia el este no tienen nombre pues el decreto correspondiente designa como calle San José a la que va desde Juncal hasta Ejido. 

En esa época no existía el túnel que hoy atraviesa por debajo el palacio municipal. Cuando se hizo el actual túnel simplemente se pusieron los carteles a esas dos cuadras, al resto de San José desde Santiago de Chile a Martínez Trueba, atravesando Barrios Amorín. Sin decreto ni norma alguna, sin designación de calle. 

El edil Leonel Aguirre tenía especial interés en esas dos cuadras pues allí da la Sala de la Convención del Partido Colorado Batllismo y, enfrente, el Ministerio de Ganadería y Agricultura que Maneco gestionara en su momento como Ministro. 

En la Sala de la Convención Maneco pronunció su último discurso, con la voz quebrada por la enfermedad y bajo Dictadura, a favor de la Amnistía para los presos políticos. 

La Junta Departamental hizo su estudio, pasó por la Comisión respectiva de Ediles, se elevó al plenario y la unanimidad de los Ediles votó de modo afirmativo la iniciativa. Lo cual habla bien de un país, donde los que han trabajado por el bien de todos reciben el apoyo de todos. 

Bueno, de casi todos. 

Una vez que la Junta Departamental de Montevideo aprueba una iniciativa de esta naturaleza, tiene que refrendarlo la propia Intendenta de Montevideo. Quién semanas después hizo trascender en la Junta Departamental de Montevideo que no lo iba a ratificar ni validar. 

Como no lo hizo. De inmediato le pedimos una entrevista que no nos fue concedida. La Sra. Intendente de Montevideo es conocida crecientemente por la ciudadanía por varias características que el episodio viene a corroborar. 

En su carburar nunca nadie que no sea de su bando merece reconocimiento alguno. Todo adversario, aún muerto, es enemigo. 

Concibe la política como una acción de odio. 

La eliminación del enemigo es su lógica. 

La supresión hasta de su memoria. 

Es el mensaje básico de intolerancia total de la nueva cúpula del Frente Amplio. Línea que, inevitablemente, alejará a esa corriente política del poder pues el país rehuye las propuestas amputadoras. 

Los admiradores de Cuba, de Maduro, de Nicaragua -y de todo liberticida suelto que aparezca- funcionan sin embargo así. 

Almas chiquitas. 

Tienen una cabecita binaria que jamás se levanta por encima de la mediocridad y de la inquina. Son daltónicos a cualquier trascendencia. El otro, en su visión, es maligno y solo le cabe la extinción y la extirpación. A eso se dedican. 

Son retroceso moral. 

¿Y si ganan? 

¿Y si logran establecer un país donde los enemigos no pueden existir, un país solo-de-ellos? 

Este Frente Amplio actual del Pacha, del Boca, de Fernando Pereira, de Cosse, del impostado Bergara (y su canal de televisión), vive la locura fanática de la eliminación del enemigo. Van hacia el precipicio postulando una superioridad moral de la que justamente carecen. 

Hay que salvar al país de ese radicalismo excluyente que no tiene nada que ver con Seregni, Vázquez o Astori. 

Ayer mismo el admirado por los frentistas Daniel Ortega simplemente le quitó la ciudadanía a los 100 opositores más notorios por “traición a la patria”. Luego de exiliarlos. Si discrepan no merecen ser ciudadanos. Ni cédula de identidad merecen. Ni suelo patrio merecen. 

Son escoria. 

La mayoría de los dirigentes perseguidos, sin embargo, en su momento fueron sandinistas. Entre los exiliados, y ya ni ciudadanos, están también la media docena de candidatos a la Presidencia que el año pasado Ortega puso presos y no les permitió presentarse en los comicios en que el dictador fue el único candidato. 

Ganó. 

Ni Somoza. A esa locura liberticida lleva el mesianismo y el fascismo de izquierda. La Intendenta se crió admirando al sistema más homicida en la historia de la especie humana: el socialismo real. De ahí viene. Representa la cancelación de la tolerancia nacional. 

La opción, pues, es ella … o el país del respeto. Cómo no entienden al país, el país no los entenderá a ellos. Portan el signo de esa maldición: el desprecio que emanan es el desprecio que los envenenará. Beberán el agua de su propio baño, decía alguien. Rompen con la uruguayidad y su tolerancia con su filosofía del rencor, del aborrecimiento y de la malquerencia. Su odio será un boomerang que un día los desaparecerá. 

La Intendenta no lo ve pues su vanidad es muy grande y notoria. ¿Cómo expresarlo? Tal vez así: el fanatismo, el engreimiento, la jactancia, la suficiencia, la petulancia de Cosse es tan grande … que es mayor incluso que el sobreprecio por tres del Antel Arena. Casi imposible de alcanzar tal tamaño pero su vanagloria lo logra. 

La hora de las pequeñas almas ruines. 

Maneco, padre querido, este aniversario es sin calle y con bruja. Que no sabe ni recuerda lo que peleaste por los derechos vulnerados en la dictadura. Entre otros, y con tu riesgo, de los del bando de la bruja. 

Me acuerdo ahora, Maneco, de cuando entraste en la noche a un recinto militar -clandestinamente conducido por un médico- y sacaste la autopsia de Roslik, la que permitió en dictadura aclarar aquel caso emblemático. 

Y, nada menos, que terminar con la tortura en el Uruguay. Me acuerdo ahora de cuando pediste la libertad de Sendic o del encumbrado dirigente comunista Massera. Me acuerdo ahora, Maneco, de cuando pediste la amnistía general e irrestricta, en la sala de la Convención batllista. 

No era por los nuestros justamente sino por una idea del país. Sacudías a la sociedad y a la dictadura en pro de derechos ajenos a los tuyos, lo que la miseria de ahora no entiende. Es ahora el tiempo del desprecio, la hora de los roedores. Los republicanos no peleamos solo por los republicanos. Peleamos por los derechos de todos. También de los impresentables intelectual y moralmente. 

La historia los barrerá pues esta gente sin ternura son mera anécdota anodina.

Por Manuel Flores Silva.

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