Algunos consumidores sufren ataques de pánico o ansiedad.
Pero el problema no acaba ahí. De acuerdo a estudios científicos, el ingrediente activo del cannabis, el THC, permanece en el cuerpo durante semanas o incluso meses.
El humo de la marihuana contiene de 50% a 70% más de las sustancias que causan cáncer que el humo del tabaco.
Un estudio de investigación importante informó que un solo porro de cannabis puede causar tanto daño a los pulmones como cinco cigarrillos fumados uno tras otro.
Los que han fumado marihuana durante mucho tiempo a menudo sufren de bronquitis, una inflamación del tracto respiratorio.
La droga puede afectar no sólo tu salud física.
Estudios hechos en Australia en 2008 asociaron los años de uso intensivo de marihuana con anormalidades del cerebro.
Esto está respaldado por una investigación anterior sobre los efectos a largo plazo de la marihuana, la cual indicó cambios en el cerebro, similares a aquellos causados por el consumo prolongado de otras drogas mortales.
Y varios estudios han mostrado una conexión entre el uso continuo de la marihuana y la psicosis.
La marihuana puede cambiar la estructura de las células del esperma, deformándolas.
Por tanto, incluso pequeñas cantidades de marihuana pueden causar esterilidad temporal en los hombres.
El uso de la marihuana puede también alterar el ciclo menstrual de una mujer.
Los estudios muestran que las funciones mentales de las personas que han fumado grandes cantidades de marihuana tienden a disminuir.
El THC en el cannabis afecta las células nerviosas del cerebro, afectando la memoria.
El cannabis es una de las pocas drogas que causan la división anormal de la célula, lo cual conduce a graves defectos hereditarios.
Una mujer embarazada que fuma regularmente marihuana o hachís puede dar a luz prematuramente, a un bebé de menor tamaño y con menos peso de lo normal.
En los últimos 10 años, muchos hijos de adictos a la marihuana han nacido con una iniciativa reducida y capacidades disminuidas en cuanto a concentrarse y buscar las metas de la vida.
Los estudios también sugieren que el consumo prenatal (antes del nacimiento) de la droga puede resultar en defectos de nacimiento, anormalidades mentales y un mayor riesgo de leucemia (cáncer de médula ósea) en los niños.
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