De acuerdo al texto entrado al Parlamento, el objetivo es satisfacer la demanda insatisfecha de recursos humanos especializados en el sector, ya que a pesar del crecimiento significativo de las últimas décadas, no ha sido acompañado por una oferta de recursos humanos especializados en la materia.
A su vez, menciona que a la gran mayoría de las empresas del sector se les dificulta captar perfiles de desarrollador/programador, como también técnicos, testers, administradores de bases de datos y data architects.
Respecto al nivel de experiencia, los que más se dificultan captar son los niveles senior y semi-senior.
Ante la falta de profesionales formados y con experiencia, la competencia entre las empresas por los trabajadores impacta al alza en los salarios, además de generar inestabilidad en la plantilla laboral, ineficiencia en el sector, y la limitación de su crecimiento, según indica el proyecto.
“El crecimiento proyectado de puestos de trabajo en el sector de TI supera ampliamente el nivel proyectado de egresados de los distintos institutos de enseñanza formal del país para un mismo período, y existen diferencias significativas entre la preparación que ofrece el sistema educativo formal y los requerimientos del sector tanto a nivel nacional como internacional”, señala la exposición de motivos.
En este sentido, el director de Asesoramiento Legal y Tributario de KPMG, Jorge Bentancur, explicó a El País que el beneficio del proyecto “está pensado para los individuos que residiendo en el exterior y teniendo alguna profesión o tecnicatura que le permite trabajar en el sector, estaría dispuesto a radicarse en Uruguay para trabajar”, aunque esto también se refleja como impacto positivo para las empresas debido a los aportes patronales.
El proyecto presenta dos opciones a nivel tributario, según explicó Bentancur.
Una es la posibilidad de “no ampararse en la seguridad social uruguaya.
¿Por qué eso es un beneficio tributario?
Porque los que trabajamos en Uruguay tenemos que aportar a la seguridad social y si lo hacemos en relación de dependencia tenés aportes del empleador, que son aportes patronales, y del trabajador que son los personales, que los retienen de su sueldo”.
“Ahorra el empleador, es verdad, porque no tiene aportes patronales, pero también ahorra el trabajador porque no le retienen aportes personales, que son bastante significativos en Uruguay y en el mundo.
Ese es un beneficio para el individuo”, agregó.
En tanto, señaló que la otra opción es que, en lugar de pagar el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), “se le daría la opción a estas personas de optar por el Impuesto a la Renta de los No Residentes (IRNR), que a diferencia del IRPF -que es por franjas, con un mínimo no imponible- es 12% fijo sobre lo que gane”.
Si bien la posibilidad de no aportar a la seguridad social quita cobertura jubilatoria, de salud -a través del Fonasa-, seguro de desempleo, entre otros, señaló que “puede ser atractiva por las circunstancias de quienes son los potenciales beneficiarios.
Es un sector que paga muy bien, son sueldos altos, y de gente joven, que la jubilación está muy lejos. Si consideras que las jubilaciones se suelen calcular haciendo un promedio de los últimos años de aportes, generalmente esa gente está muy lejos de la jubilación, no le va a afectar tanto”.
En esta línea, agregó que las empresas del sector de tecnologías de la información buscan agregar beneficios para poder atraer trabajadores, por lo que brindarle el seguro de salud u otro beneficio que podría estar resignando al no aportar al sistema de seguridad social uruguayo, teniendo en cuenta que el talento a incorporar es senior -tiene experiencia-, podría estar dentro de los acuerdos.
Para el presidente de la CUTI, Carlos Acle, el proyecto, que ha sido impulsado desde el año pasado por el sector, es positivo tanto para Uruguay en general, como para las empresas que ya residen en el país.
Acle dijo a El País que para la estrategia local de ser un hub (centro) tecnológico, el proyecto pasa a ser “una herramienta más para atraer inversiones y empresas que vienen a Uruguay, como lugar para innovar”.
“Es una herramienta que otros países, como Portugal, han desarrollado. Es clave para la promoción del país. Si queremos promocionarlo como hub tecnológico y de innovación, tener este tipo de herramientas nos parece fundamental”, agregó.
Destacó que, para las empresas que ya están en Uruguay, es una posibilidad más que pueden usar para atraer talento y cumplir con la creciente demanda de los clientes.
“Hoy Uruguay está haciendo un esfuerzo por formar gente en tecnología, hay diferentes tipos de propuestas, propuestas académicas más tradicionales, con cupos en todo el país, también propuestas de formación más exprés como los bootcamps (programas intensivos)”, recordó el presidente de CUTI.
Entonces, “hay un proceso de formación, que obviamente me gustaría que sea mayor, pero que va funcionando y va creciendo, pero mientras esos jóvenes y no tan jóvenes -porque también es un lugar de reconversión- no están en el mercado, en el medio este tipo de ley puede ayudar a cubrir esta brecha que tenemos hoy de cantidad de gente”, concluyó Acle.
Por Lucas Elmallián
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