Dice la diputada que “está probado documentalmente que ésta nació el día 28 de setiembre de 1806, y que fue bautizada con el nombre cristiano de María Micaela…”, lo cual es cierto. Su madre fue la india charrúa María Rosa, lo que surge del Acta de Bautismo de la Iglesia
Nuestra Señora del Rosario. Guyunusa era hija de padre desconocido, siendo imposible, por tanto, identificarla como una representante genéticamente homogénea de la etnia charrúa. Incluso su padrino era de apellido español y su madrina guaraní.
Señala la diputada que “nació en un momento en que las canciones de cuna se acompañaban con el tronar constante del cañón. Eran tiempos de invasiones inglesas”.
Realmente no puede saberse en qué fuente histórica se basó para señalar el absurdo de que los cañones ingleses tronaban en Paysandú en 1806, lo que no ocurrió jamás, a menos que refiriera a otros territorios y no donde nació Guyunusa.
Agrega: “Por ese entonces (1806) Artigas era un soldado del Ejército Español, y como tal participó en la defensa. Muchos charrúas se aliaron con los criollos y hasta bautizaron a sus hijos, levantando sus ranchos en los pueblos bajo la protección de Artigas. Así hizo por entonces la india charrúa María Rosa con su hijita Guyunusa”.
Advertimos cuatro errores en solo cinco líneas. Primero, los charrúas no se aliaron con los criollos para combatir a los ingleses, segundo, no bautizaban a sus hijos, se les llamaba de “infieles” precisamente por no aceptar la fe cristiana, tercero, los charrúas eran nómadas y no “levantaban ranchos”, sino tolderías como todo pueblo errante, y cuarto, en 1806 no existían los pueblos bajo la protección de Artigas, todo esto es históricamente inobjetable, no existiendo documento que lo contradiga.
Resulta curioso que en el mismo año en que según la diputada los charrúas hacen alianza con los criollos para combatir a las tropas inglesas invasoras, Artigas reclama los 500 pesos que la Comisión de Hacendados le prometiera por combatir a los indios infieles (charrúas y minuanes).
Afirmar que Guyunusa con su madre acompañó a Artigas en el Éxodo, no es más que una presunción peregrina que no puede demostrarse, y que solo se entiende como manera de tratar de asociar la figura del prócer con ambas indígenas.
Agrega la diputada: “Ella vivió entonces en los montes, en la resistencia cimarrona contra los portugueses, y ya jovencita, con 19 años apoyó como muchos otros charrúas, la gesta de los 33”.
Volvemos a la indocumentación como elemento meramente narrativo. Desde su bautismo hasta 1832 cuando fuera apresada en la Revolución de Bella Unión junto a Vaimaca, Senaqué y Tacuabé, nada se sabe de la vida de Guyunusa.
Lo que se sabe por la obra de Paul Rivet “Los últimos Charrúas”, es que no fue en Salsipuedes donde se les apresó, sino un año después.
“Estos indios hacían parte de un grupo de quince prisioneros tomados en Bella Unión y enviados a Montevideo tras la revuelta que pretendía desconocer la autoridad del Gral. Rivera”.
Son los mismos indios quienes confirman a Dumoutier desde dónde proceden. Vaimaca incluso, agrega que él, al mando de 200 guerreros se encontraba “inofensivo” desde 1829 hasta 1932 cuando es hecho prisionero en la antes citada revolución.
Recuérdese que Salsipuedes ocurrió en 1831, por lo que no estuvo allí.
En cuanto a la “resistencia cimarrona contra los portugueses”, el Archivo Artigas documenta en varias oportunidades la alianza entre charrúas y portugueses, a quienes vendían como esclavos a pueblos como minuanes y chanás, a cambio de yerba, tabaco, aguardiente y cuchillos.
Para mayor abundancia, también el Archivo Artigas contiene documentación de cómo los charrúas se negaron a pelear contra “el viejo Lecor” y de que se negaron a acompañar a Artigas cuando éste abandona la Banda Oriental en 1820.
Además, este Proyecto, no parece justo con las miles de madres indígenas que dieron su legado existencial a esta tierra.
Se está charruizando el indigenismo oriental, y lo que es peor, se está charruizando la maternidad, cuando ésta en realidad, parió a quienes fueron la inmensa mayoría de quienes nutrieron los ejércitos de Artigas, Rivera y Lavalleja, y estos no fueron otros que los guaraníes o guaraní –misioneros.
Prefiero creer que la diputada ha sido traicionada en su buena fe, tomando en cuenta lo que un colectivo denominado Grupo Cultural Charrúa ha dado por cierto.
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