Alberto (“Danny” para sus admiradores del Stockport County) nació en 1942 en Montevideo y murió en Sheffield en 2007.
Él y sus cuatro hermanos jugaron en el Racing Club de Montevideo.
El mayor, Mario, fue crack en la Academia y en Nacional, campeón sudamericano con la selección uruguaya en 1959 (fue el goleador del torneo) e integrante de la selección que jugó el mundial de Chile 1962.
Otro hermano, Ignacio, jugó en el Mallorca y el Espanyol de Barcelona y fue técnico del Albacete español.
Ernesto defendió a Racing y Enrique a los albiverdes y a River Plate. Federico, hijo de Enrique, fue campeón tanto con Peñarol como con Nacional y también defendió a la celeste.
Volviendo a Alberto, tras brillar en el Mallorca, el Sevilla (del que fue goleador) y el Tenerife, recaló en Inglaterra, en la norteña ciudad industrial de Sheffield, a comienzos de la década de los años 70 junto a su esposa británica Janet Turner.
En un momento en que no había técnicos extranjeros en el Reino Unido, él se reinventó dirigiendo a la selección juvenil inglesa y a varios aguerridos equipos del norte británico. Incluso se barajó su nombre para dirigir técnicamente a la selección mayor de Uruguay. Vehemente, carismático, simpático, intenso, extrovertido, en todas partes se hizo querer.
En 1989 llegó al Stockport, que por ese entonces atravesaba malos momentos. Lo dirigió seis temporadas. Logró que ascendiera a Tercera y lo llevó al mítico estadio de Wembley donde disputó cuatro finales de diferentes torneos.
Los jugadores y los hinchas lo idolatraban por su apasionamiento y por la forma en que lograba que todos creyeran que nada era imposible. Recobraron el orgullo.
El periodista Phil Brennan escribió la biografía de Alberto llamada “The man from Uruguay” (“El hombre que vino de Uruguay”).
Por eso es que ahora los hinchas cantan antes de cada partido la canción “Here is to the man from Uruguay” y “Danny Bergara´s White and Blue Army” (El ejército azul y blanco de Danny Bergara).
Por eso es que la tribuna principal de Edgeley Park lleva su nombre, una calle cercana a la cancha ostenta su apellido y la bandera uruguaya flamea junto a la británica en la sede del club.
Y por la misma razón sus admiradores formaron una cooperativa y durante meses juntaron el dinero necesario para que la escultora Hannah Stewart esculpiese a un Alberto sonriente con el brazo derecho levantado en gesto triunfal.
Cuando se descubrió la obra estaban presentes Jan y los hijos que ella tuvo con Alberto, Ellen y Simon, además de otros miembros de su orgullosa familia.
Esa escultura, en la entrada de su querido Edgeley Park, recordará para siempre, en un rincón de las islas británicas, el legado de ese uruguayo que dejó su huella en cada lugar que pasó.
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