viernes, 24 de febrero de 2023

Otra forma de atacar la inseguridad. Por Elena Grauert.

En 15 años no movieron un dedo, pero cuando se intenta instalar una línea de trabajo para reducir la criminalidad y los homicidios que no pasa exclusivamente por la represión, se la bombardea. En los últimos días de enero, se supo que el índice de homicidios había aumentado. 

Este tipo de crímenes en su mayoría son entre bandas de delincuentes, que incluso muchas veces ninguno hace la denuncia y que, cuando estos hechos llegan a conocimiento de la Justicia, es porque hubo un resultado de muerte. 

Este mundo del hampa hizo que en 2018 Uruguay fuera el cuarto país en Latinoamérica con mayor cantidad de homicidios, sólo superado por Venezuela, Brasil y Colombia. 

El politólogo Diego Sanjurjo, asesor en el Ministerio del Interior, informó que "alrededor del 80% de las víctimas de homicidios en el país, el pasado año, contaban con antecedentes o indagatorias penales. Además, un 60% se produjeron por ajustes de cuentas". 

Este flagelo se ha atacado en muchos países y existen experiencias en prevención de homicidios que han sido exitosas, por lo que podrían aplicarse a la realidad uruguaya. 

Se aborda el delito no solamente desde el sistema represivo, sino que se intenta atacar las causas en el contexto social, tratando alejar a las personas del entorno de violencia. 

Se pretende capacitar a "ex convictos o personas que hayan recuperado su libertad", personas que hayan logrado alejarse de los círculos de violencia, esto es parte del plan del Ministerio del Interior en coordinación con otras carteras. 

El asesor Diego Sanjurjo dijo: "durante el encuentro surgió la idea de que expresidiarios concurrieran a las cárceles a brindar charlas para compartir su experiencia. Una cosa es la charla de los técnicos, que se van a mantener, pero otra es una persona que se ponga de igual a igual a decir «yo estuve en una situación similar a la que estás vos y la superé»". 

El proyecto, que se hará en coordinación con el BID, no es una novedad, se ha implementado en otros países con resultados favorables, lo cual da un halo de esperanza. 

Es evidente que el problema no es sólo represivo, la reincidencia en el delito es un flagelo importante y todo lo que se pueda hacer para tratar de impedirla, es importante no sólo humanamente sino que también en términos de seguridad ciudadana. 

Obviamente ya salieron los "detractores de todo" criticando el proyecto, lo cual me parece la mayor evidencia -otra vez y mil veces demostrada- del doble discurso de izquierda, la cual por un lado hace un discurso en contra de la represión, bajar las penas, los derechos humanos, la vida, lo pobres, "se debe reeducar al convicto" (toda una cháchara que no aplicaron en 15 años) pero, por otro lado, critican un plan humanista no represivo y diferente, que trata de cambiar las cosas desde otra óptica. 

El proyecto es una luz en el camino, otra forma de abordar temas de violencia, que apunta a las causas del delito, con el cual no se pretende solucionar todo, pero sí tuvo efectos positivos en otros países, }

¿Cuál sería el motivo que no pueda tener efecto positivo en Uruguay, siendo un país chico, con más fácil control social? La propuesta va más allá del gobierno de turno, se propone como una política de Estado que cumple con el deber constitucional de reeducar, reinsertar a las personas, defender la vida y la seguridad. 

En 15 años nunca se encaró un proyecto en este sentido, que sin duda la otrora oposición de aquellos años (colorados, blanco e independientes) hubiéramos apoyado, como tantas cosas razonables que se votaron unánimemente. 

Hoy el Frente Amplio ha asumido una posición de ataque y critica constante a todo, no importa que sean cuestiones discutibles o claros aciertos, todo está mal si viene de la coalición republicana, está en la estrategia de querer recuperar el poder, cueste lo que cueste. 

Critican el proyecto comentado, critican la baja de impuestos, la libertad de portar números celulares o la reforma de la educación. 

Todo lo que critican, curiosamente, en la mayoría de los casos son propuestas para proteger a lo más débiles. 

Por lo que realmente se puede concluir que los adalides de la defensa de la gente, en realidad son los adalides de defensa de su poder y la estrategia es dividir, tergiversar la realidad y atacar todo, instalando un discurso de desconfianza, tendiendo un manto de incertidumbre e insatisfacción en todo, logrando sí una gran desinformación.

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