lunes, 17 de octubre de 2022

Mujer que asesinó a su madre, prendió fuego el cadáver y la separó en bolsas


 

El barrio de Pocitos fue testigo de uno de los casos de matricidio más macabros en al menos los últimos años. 

El homicida fue condenado el pasado 11 de octubre a 13 años y seis meses de prisión, por un delito de homicidio especialmente agravado.

Rebeca Hersztain, de 78 años, llevaba dos décadas viviendo en Israel y había regresado a Uruguay el año pasado para concretar la venta de una de sus propiedades. 

Su hija y autora del crimen vivía allí y tenía un negocio de productos de limpieza. Esto la llevó a querer comprar la casa, trato que un mal vínculo entre ambos haría imposible. 

La señora Hersztain le había dicho a su hija que no le vendería la casa y había comenzado a ofrecerla a otros con un agente inmobiliario y un notario de confianza. 

Ante este escenario, junto a su pareja, la hija de Hersztain inició un plan que no solo fracasó sino que terminó de la peor manera. 

estrategia

La casa ubicada en la esquina de Scosería y Berro fue el inicio del horror. La propiedad había sido adquirida por el esposo de la Sra. Hersztain, que había decidido dárselo a su esposa antes de que muriera. 

Hersztain no tenía una buena relación con sus familiares. De hecho, casi no tenía relación. Ni siquiera visitó Uruguay. 

Sin embargo, sí tuvo que regresar cuando decidió que lo mejor para ella sería vender la propiedad. 

La acusada de 43 años aplicó entonces la estrategia de poner a su pareja como interesada en la compra y pagar los costes económicos asociados. El hombre estuvo de acuerdo y logró firmar un acuerdo de compra con la Sra. Hersztain el 20 de mayo de 2021. 

El monto total que acordaron fue de US$ 230.000, los cuales debían ser entregados al dueño del inmueble vía depósito bancario. El problema era que la dueña del inmueble no tenía cuenta bancaria en Uruguay y por eso decidió posponer el negocio hasta el día siguiente cuando haría los trámites necesarios. 

Ese mismo día, una hora después, la señora Hersztain recibiría la visita de su hija en un departamento que alquilaba en la calle San José. Ahí empezó esta historia de matricidio.


discusión 

De un momento a otro, las mujeres iniciaron una discusión que duró tres horas y terminó cuando el imputado golpeó a su madre con una tabla y esta comenzó a sangrar, como lo demuestran las muestras en las sábanas de la cama. 

Las cámaras del bloque captaron entonces al agresor arrastrando a su víctima hasta obligarla a subir a un taxi. 

Aquí, la acusada fue auxiliada por un hombre en situación de calle, quien la acompañó hasta que bajó del auto a la mujer de 78 años y la hizo entrar a la casa en disputa, en la calle Scosería.

Las cámaras del lugar registraron esto, así como la salida del indigente del lugar. 

Y estas imágenes son las últimas que muestran a la Sra. Hersztain vivo. Según los vecinos, poco después de esta escena -que no habían presenciado- vieron una hoguera en el techo del lugar.

Lo que realmente vieron, sin saberlo, fue el cuerpo de la Sra. Hersztain siendo incinerado. 

La tarea del responsable, que confesó todos los hechos, era eliminar los rastros que la incriminaran. 

Pero como también tenía que deshacerse de las cenizas y los restos óseos, tomó bolsas de desechos y comenzó a tirarlos en varios volquetes de la zona. 

Pero no todos fueron encontrados allí. Algunos otros estaban en un almacén que tenía el asesino y uno en particular fue enviado por error.

Un zapato, cenizas y restos de huesos fueron encontrados por uno de los clientes de la mujer, quien denunció el cruel y extraño acto a la policía. 

Condenar

Inicialmente, la pena por homicidio agravado era de 18 años de prisión. Pero la defensa de la víctima, encabezada por Carlos Bustamante, logró reducirla a 13 años y seis meses. La base fue la colaboración de los acusados ​​durante la investigación,

El autor era consciente de sus acciones. 

Más allá de la gravedad que puede presentar cualquier homicidio, este caso tiene algunas particularidades. 

El matricidio, la relevancia del conflicto detrás del mismo y las estrategias utilizadas por el imputado para ocultar los restos del cuerpo y así evadir responsabilidades son características especiales.

Sobre todo porque plantean interrogantes sobre el estado de salud mental del autor material e intelectual de tales actos. En este sentido, el examen psiquiátrico realizado a la mujer de 43 años reveló que presentaba un nivel intelectual clínicamente normal.

El homicida dijo que no tenía antecedentes de tratamiento psiquiátrico y el examen clínico que se le practicó no presentaba elementos de patología psiquiátrica alienante, que podría haberle impedido evaluar las consecuencias de sus acciones.

Incluso, con base en este informe, la Junta Médica Policial rectificó el estado mental de la asesina y determinó que la responsable pudo comprender la naturaleza de sus actos y determinarse libremente a cometer todos los actos que había confesado previamente.

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