viernes, 21 de octubre de 2022

La actual Ley de Medios consagra lo contrario a lo que dice defender la Unesco Por Elena Grauert

La ONU fue creada después de la Segunda Guerra Mundial para prevenir guerras y generar mecanismos de prevención de conflictos.
Esa es la misión principal, entre otros importantes objetivos está la defensa de los derechos humanos, como principios universales que contribuyen a la paz mundial. 

Por tanto, el principio de no intervención e imparcialidad debe ser uno de los ejes que deben guiar a los organismos internacionales; “…la obligación de los Estados de abstenerse de intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de otro Estado con la intención de afectar su voluntad y obtener su subordinación”. 

Cuando hace unos días apareció un artículo referente al dictamen de la UNESCO sobre la derogación de la ley de medios en Uruguay, no le pareció adecuado ya que claramente no parece ser objeto de dicho organismo opinar sobre una norma de derecho interno. , con muchos de sus artículos declarados inconstitucionales y que, además, no fue -afortunadamente- el origen de la libertad de expresión o de prensa en Uruguay. 

Es importante resaltar que, desde la Constitución de 1830, se consagró el derecho a la libertad de expresión.

Ya don Fructuoso Rivera, en 1838, expresaba en un memorable decreto que “…la libertad absoluta de expresar opiniones y publicar opiniones debe ser un derecho tan sagrado como la libertad y seguridad de las personas. 

Las producciones de la prensa libre son el freno de los malos gobernantes, la mejor recompensa de los que gobiernan bien y el vehículo más seguro para ilustrar y educar al pueblo. 

Tal afirmación pretende dar un manto de impunidad e intangibilidad a la norma, ya que cuenta con la “bendición” de estos órganos. 

No dice que en realidad el asesor (o relator responsable) que actuó en la redacción de la actual Ley de Medios tenga una connotación militante del partido del gobierno anterior y por tanto ese asesoramiento carezca de la imparcialidad con la que deben actuar los organismos internacionales, en además que tal afirmación invade los principios de no intervención y del deber de abstención; cuando de lo que estamos hablando aquí es de la defensa de los derechos de los individuos, frente a los del Estado. 

La defensa de la libertad de expresión no está consagrada en una ley, es un principio “pro homine”, consagrado en el art 31 de la Convención de Viena, cuyo fin es favorecer, proteger y adoptar la aplicación de la norma que mejor proteja los derechos fundamentales de la persona humana. 

Claramente la Ley de Medios no logró este objetivo, es una ley antigua que, contrariamente a lo que se pretende defender, inhibe la libertad de los medios de comunicación al cargarlos con una serie de obligaciones "ridículas", inexigibles e incontrolables, que otorgan el Estado un poder que podría volverse peligroso. 

En la Ley de Medios existe un claro desequilibrio entre los derechos de los particulares o de los particulares frente a los del Estado, otorgándole una excesiva potestad sancionadora. 

Además, en el mundo del streaming, regular únicamente los contenidos de los medios tradicionales, transmitidos por aire o por cable, pero no los que se transmiten a través de Internet, es claramente un desincentivo al desarrollo de los mismos, que hoy en día están “checados”. porque deben reordenar y reconvertir para ver cuál será el camino a seguir. 

El mercado hoy simplemente los está dejando fuera, la gente hoy decide lo que quiere ver, lo que quiere escuchar, todo está a la carta, no quieren ser receptores sino que buscan, y a través de sistemas de inteligencia artificial son ofrecen todo lo que quieren es de su agrado, por lo que cualquier plataforma o red social acaba resultando más atractiva que lo que ofrece un medio tradicional. 

Hay declaraciones preocupantes y sesgadas en el informe de la UNESCO; por ejemplo, que hubo poco tiempo para la discusión, sin saber que la Ley de Medios en realidad se ha discutido y rechazado durante años y que se ha discutido en el Parlamento durante tres años.

Por otro lado, y mucho más preocupante, es afirmar que se amplían las facultades del Poder Ejecutivo para censurar. 

Eso es una mentira radical y si fuera así sería inconstitucional y un atentado a los Convenios Internacionales suscritos como el Pacto de San José de Costa Rica entre otros. 

Otra falta que se comete en el informe es decir que se permite mayor concentración en pocas manos. En Montevideo, Uruguay cuenta con 3 fuertes medios de televisión privados y dos medios públicos, así como innumerables estaciones de radio AM y FM (más de cien) en todo el país, varias por departamento, la mayoría de las cuales fueron autorizadas antes de la Ley de Medios. 

Uruguay fue un país que, tradicionalmente, optó por que los medios de comunicación estuvieran mayoritariamente a cargo de empresas privadas, a las que se les otorgaban frecuencias de manera precaria y revocable. 

Por lo tanto, a diferencia de muchos otros países europeos, no hubo concentración de medios, ya que el Estado desde un principio, en línea con la defensa de la libertad de expresión, ha ido otorgando frecuencias y se han vendido, lo que significa que hay muchos medios con mucha diversidad y competencia.

Tampoco es cierto que el proyecto viole los derechos de la audiencia, ni contra los derechos de los niños, niñas o adolescentes, ni que se suprima un ente regulador que nunca existió. 

Mucho menos que se devuelva la legislación de la época de la dictadura, afirmando un retroceso donde no lo hay, dado que todos los derechos están consagrados en otras normas, el proyecto que se pretende aprobar simplemente trata de ordenar el desorden y el sobredimensionamiento. del Estado en controlar todos los medios e inhibir el mercado, que es lo contrario de lo que pretende el informe. 

La verdad es que el informe se refiere a otra realidad, que nada tiene que ver con Uruguay. 

Pretenden vender "espejos de colores" para imponer una regla que en realidad se ha alejado de la verdadera defensa del individuo frente al Estado.

La Ley de Medios ha sido la norma más intrusiva y desigual que se ha aprobado en este país, generando controles excesivos, impidiendo la libertad de comercio y de innovación, desconociendo la realidad de las telecomunicaciones y complicando un mercado que, por sus características tecnológicas, hoy da de qué hablar. solo de los medios tradicionales, sin tener en cuenta internet, es como regular el tranvía o hablar de la calzada de los coches.

Por ello, la UNESCO debería tener más cuidado en su actuación cuando hace afirmaciones alejadas de la realidad, son adictos a una visión millennial que nada tiene que ver con el mercado de las comunicaciones actual, ni local ni internacional.

La libertad de expresión hoy en día no está siendo atacada por los medios o una posible concentración, sino por los sistemas de inteligencia artificial y los algoritmos que están moldeando nuestros gustos, quizás haya un tema para explorar y discutir.

La humanidad enfrenta nuevos desafíos para defender la libertad de información, cultura y educación, los medios de comunicación tradicionales nada tienen que ver con ese desafío, pero el deber de imparcialidad siempre debe cuidarlo. pero debido a los sistemas de inteligencia artificial y algoritmos que están moldeando nuestros gustos, quizás haya un tema para explorar y discutir.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario