Suzy Brown, de 74 años, dice que pasó "tres largos y angustiosos años" intentando convencer a su marido de romper su relación amorosa con alguien que había conocido en el trabajo. Pero al final, después de 33 años de matrimonio, ella solicitó el divorcio.
Brown, que vive en Kansas City, Misuri, se sintió devastada, lastimada, triste y furiosa. Hizo algunas cosas de las que nunca se hubiera creído capaz. Por ejemplo, se escondió detrás de unos arbustos en el estacionamiento frente al apartamento de su exmarido —a las 2 de la mañana— para ver si la otra mujer estaba con él.
La vida de Brown ha cambiado mucho desde entones. La autodenominada sobreviviente del divorcio en la mediana edad creó el sitio web "Midlife Divorce Recovery" en el 2007, tras la publicación de su libro Radical Recovery: Transforming the Despair of Your Divorce into an Unexpected Good. Brown ofrece programas para mujeres y hombres, así como llamadas individuales, para ayudar a lidiar con los abrumadores sentimientos de dolor que muchas veces conlleva el divorcio.
Brown, quien se volvió a casar en el 2004, tiene muchos calificativos para su vida actual: buena, divertida, y llena de aventuras y de propósito.
"Una de mis mayores derrotas se ha convertido en algo de lo que que me siento orgullosa, porque he podido ayudar a tantas personas", dice Brown. "Suceden cosas en la vida, y tenemos que hallar la manera de seguir adelante".
2. Problemas de dinero
En la encuesta "Stress in America" realizada en el 2020 por la American Psychological Association, el 64% de los adultos indicaron que el dinero provoca mucho estrés en su vida. Como las personas tienen distintas maneras de manejar el dinero, surgen conflictos con mucha frecuencia.
No siempre tiene que ver con cuánto dinero tiene la pareja, afirma Karen Covy, asesora de divorcios y abogada especializada en casos de divorcio en Chicago. Cada persona "quiere lo que representa el dinero para ella. Hay todo un aspecto emocional de por medio".
En lo que se refiere a las tensiones matrimoniales por el dinero, se puede citar el clásico ejemplo del conflicto entre alguien que prefiere gastar y su pareja que prefiere ahorrar. Para quienes son dados a gastar, el dinero equivale a libertad; en cambio, para quienes prefieren ahorrar, equivale a seguridad. Los que prefieren gastar el dinero pueden ver a los ahorradores como frugales o tacaños, mientras que estos podrían ver a aquellos como frívolos o derrochadores.
Otra situación que da lugar a muchos conflictos: una persona acepta quedarse en casa con los niños, mientras su pareja mantiene económicamente a la familia. Pero una vez que los hijos sean grandes, el sostén económico de la familia muchas veces quiere que su cónyuge, después de haber pasado muchos años en el hogar, ingrese o vuelva al mundo laboral; este, sin embargo, tal vez no pueda o no quiera buscar empleo.
"Los dos cónyuges tienen distintas perspectivas sobre lo que habían acordado y sobre cuál de los dos no cumplió", dice Covy. "Por eso hay que abordar los problemas a medida que surjan, porque mientras más tiempo se dejan sin atender, más resentimiento se va acumulando. En algún momento cae la gota que derrama el vaso, y si uno de los cónyuges permite que el otro lo derrame, ya se acabó".
3. Falta de comunicación
Una cosa es la mala comunicación, y otra es la que hace daño. El Gottman Institute, que ha realizado estudios de las conductas de parejas desde mediados de la década de 1990, invoca la metáfora de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis para describir los estilos de comunicación que, de acuerdo con las investigaciones del instituto, pueden servir para predecir una separación. Los cuatro estilos son la crítica, el desprecio (el principal factor predictivo del divorcio), la actitud defensiva y el obstruccionismo.
"El desprecio nos separa de nuestra manada", ha señalado Julie Gottman, cofundadora del instituto. "Nos lleva a aislarnos de los demás, a retraernos y a terminar en la soledad". A Dan Tricarico le parecía que él y su esposa llevaban vidas separadas.
4. Nido vacío
En el verano del 2019, cuando sus dos hijas ya eran adultas, Dan Tricarico se dio cuenta de que él y su esposa llevaban bastante tiempo viviendo vidas separadas. Los dos se habían centrado más en criar a sus hijas que en cultivar su vínculo matrimonial. Así que decidió poner fin a su matrimonio de 24 años.
"Le dije: 'he estado reflexionando, y esto que estamos haciendo no es como quiero pasar el último tercio de mi vida'", recuerda Tricarico, de 57 años, quien vive en San Diego. "Cuando ya te estás acercando a los 60 años, empiezas a pensar en estas cosas".
La pandemia de coronavirus llegó antes de que se pudiera dividir el hogar, así que la pareja recién separada terminó pasando la cuarentena con sus hijos. Tricarico tenía la esperanza de que esta situación promoviera un acercamiento entre los dos. Pero él se mudó a otra casa en enero del 2021, y las diligencias del divorcio ya están en marcha.
Aunque siempre se había dado por "el tipo de hombre que se queda toda la vida con su pareja", Tricarico no considera que su decisión —o su matrimonio— haya sido un error. "A veces se va cada uno por un rumbo distinto, y se tiene distintas prioridades y ya no se comparte el mismo sendero", dice Tricarico.
Según Bernadette Murphy, sus amigos se sorprendieron mucho cuando ella y su marido anunciaron su divorcio.
5. Problemas del pasado, sin resolver
Según Bernadette Murphy, de 58 años, la desintegración de su matrimonio de 25 años reveló que los dos "nunca habíamos sido compatibles".
La madre de Murphy padeció graves problemas de salud mental y estuvo internada varias veces para recibir tratamiento, por lo que Murphy tuvo que criar a sus tres hermanos menores. Además, por llevar el nombre de santa Bernadette, conocida por sus poderes de sanación, Murphy se creía responsable de sanar a su mamá.
Por otra parte, Murphy creyó que su marido había tenido un conflicto sin resolver con su propia madre, ya fallecida. Murphy buscó terapia y sentía que crecía como persona. Sin embargo, su marido no solo rechazaba la terapia individual, sino que, según ella, la prefería como ya había sido —"una persona callada que se reprimía"— y quería que ella siguiera siendo así.
Si bien todos sus allegados se sorprendieron mucho por la noticia de la separación, la decisión había venido gestándose en la mente de Murphy durante casi 15 años. La terapia de pareja no funcionó.
"Si hubiera alguna manera de salvar [la relación], habría luchado por hacerlo", dice Murphy, "pero quedaba claro que era o yo o el matrimonio".
Cuando sea el momento de informar a los demás...
Si tú y tu cónyuge deciden separarse después de varios años de matrimonio, háganlo como los famosos, aconseja Covy.
Redacten una declaración en que expliquen, en pocas palabras, que fue una decisión difícil y que los dos están pasando a la próxima fase de sus respectivas vidas. Bill y Melinda Gates dieron a conocer su declaración —que constaba de cuatro oraciones en que se tocaron ambos puntos— por medio de un tuit, pero bastará con un simple mensaje de correo electrónico.
Tampoco estaría de más aprenderte de memoria la declaración, en caso de que alguno de tus conocidos se ponga muy preguntón cuando te vea en el supermercado.
Covy aconseja lo siguiente: "dile simplemente, 'gracias por respetar mi privacidad' o 'te agradezco tu comprensión'. Algo para que ese individuo se sienta como un villano si sigue insistiendo".
https://feeds.aarp.org/hogar-familia/familia-bienestar/info-2021/separacion-divorcio-matrimonios-mediana-edad.html?_amp=true
Nota de redacción: este artículo se publicó el 21 de mayo del 2021.
Ha sido actualizado con nueva información.
Robin L. Flanigan colabora con artículos sobre salud mental, educación y temas de interés humano en varias publicaciones nacionales.
Fue reportera para diversos diarios, y sus trabajos también han aparecido en People, USA Today y Education Week.
Es autora del libro infantil M is for Mindful.
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