jueves, 6 de octubre de 2022

El impacto de las drogas y el narcotráfico.Por Elena Grauert

El sorprendente discurso del Presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la Asamblea General de la ONU, no le viene mal al mundo en términos de humanidad. Referirse a la lucha contra las drogas, la protección de la selva amazónica y la paz, sin duda es de una importancia fundamental para Colombia, para Latinoamérica y para el Mundo. 

Podemos concordar con la importancia de los temas, pero no podemos dejar de ver que, al final, siempre la culpa es de otros y en realidad existe una falta de propuestas quedándose en hermosos deseos y furibundas críticas. 

Latinoamérica padece de los flagelos descriptos. 

Nuestras cárceles, nuestras calles y muchos jóvenes se pierden, no sólo por el consumo, sino por la micro venta de droga, que parece más apetecible que el trabajo formal o la combinación de las dos cosas, donde líderes del narcotráfico toman barrios, se apropian de las vidas de la gente por la fuerza a cambio de dádivas, conformando las zonas de exclusión, donde el Estado deja de cumplir funciones básicas como seguridad y salud. 

Allí nadie entra, la guerra contra el narcotráfico se ha trasformado en una especie de conflicto sin fronteras, donde las víctimas son las personas más vulnerables. Al Presidente de Colombia Gustavo Petro le faltó decir que gran parte del problema es también la corrupción en el mundo y en particular en Latinoamérica. 

Se habla mucho de "narco estados" y no son siempre de derecha, no vienen de Estados Unidos, la connivencia con narcotraficantes, en realidad no tiene ideología. Su única creencia es la violencia y el dinero. 

Tampoco de su discurso se desprende el cómo hacer o lo que debe hacerse en el mundo para cambiar y terminar con el mercado oligopólico de la droga. Sinceramente, comparar en una pregunta retórica 

¿qué es más venenoso la cocaína, el carbón o el petróleo? 

No tengo duda que la cocaína, porque está comparando cosas que no son comparables. 

El mercado del petróleo o carbón fluctúa, es abierto, hay competencia (aunque no perfecta), son parte de los famosos "commodities". 

En cambio, el negocio de la cocaína es un negocio prohibido, cerrado, en que ganan los más fuertes. Por tanto, el tratar de castigar siempre al mundo del comercio frente a las necesidades de la humanidad no parece sensato ni justo. 

Cuando las normas del mercado son la oferta y la demanda y existe la trasparencia en la fijación de precios, no se necesita la fuerza, sino la libertad. 

Luego obviamente hay servicios y necesidades que el Estado debe cumplir y ayudar a los más vulnerables. 

Pero afirmar que la culpa la tienen los consumidores de los Estados Unidos o del mundo desarrollado, no es cierto. La culpa la tienen los narcotraficantes, los señores de guante blanco que utilizan este dinero tergiversando otros mercados y también los países que deben sincerarse y en verdad generar políticas que inhiban la existencia de estos oscuros y violentos nichos de riqueza. También la culpa la tienen los malos políticos corruptos, que han hecho campañas con dinero del narcotráfico, vendido sus almas. 

Increíblemente, lo seres humanos en general viven mejor desde que en el mundo hay más libertad. 

Si miramos en términos de salud, de comida y de crecimiento "el índice desarrollo humano mundial muestra una tendencia ascendente, multiplicándose por seis entre 1870 y 2007, a un ritmo de 1,3 % al año." (Informe de la Evolución Mundial del Desarrollo humano https://frdelpino.es/actualidad/la-evolucion-mundial-del-desarrollo-humano/) 

Por lo que, aplaudimos que el tema se hable y se ponga en el tapete en la Asamblea General de Naciones Unidas, compartimos que también los temas de la paz y el medio ambiente deben ser abordados con mayor seriedad y compromiso. Los países pobres no pueden subsidiar a los ricos en la protección de la selva. Sin perjuicio que igual existe un deber ético de hacerlo, independientemente de lo que hagan los otros. 

Lo cierto es que más que nunca el mundo debe comenzar a entender y defender la libertad, la trasparencia y el humanismo. 

La democracia es un bien a cuidar en todas las latitudes, porque su universalización ha incentivado una mejor calidad de vida de los ciudadanos. 

Sin duda falta mucho; por supuesto, Latinoamérica debería reclamar más libertad en los mercados, más transparencia, cumplimiento de los Convenios Internacionales y sin duda innovar en soluciones para la lucha contra el narcotráfico, siendo su solución un acuerdo mundial. 

Si se invirtiera menos en burocracia de lucha contra el lavado de dinero, armas y mecanismos contra el narcotráfico y se hieran campañas masivas contra la drogadicción y las adicciones, sin duda el mundo andaría mejor; la prueba es la lucha contra el tabaco anduvo y en total libertad.

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